lunes, 13 de octubre de 2014

No queremos más "Ayotzinapa"


El caso Ayotzinapa es una de las heridas abiertas en nuestro maltratado país. La noche del viernes 26 de septiembre, la policía municipal de Iguala, Guerrero, abrió fuego contra estudiantes de la Normal de Ayotzinapa que se encontraban en autobuses con rumbo a la Ciudad de México para participar en la marcha conmemorativa del 2 de octubre. Horas más tarde, un grupo armado identificado con un cártel de narcotraficantes atacó a varios automovilistas en la autopista. El saldo de esta emboscada conjunta fue de 6 personas muertas, 25 heridos y 43 estudiantes desaparecidos.

En un clima de confusión generalizada, poco a poco se ha ido filtrando información que vincula al alcalde de Iguala, actualmente prófugo, con la organización criminal “Guerreros Unidos”. El enérgico rechazo de la sociedad mexicana y la comunidad internacional ante lo acontecido en Guerrero presionó al gobierno a actuar para esclarecer el caso, lo que llevó al descubrimiento de 6 fosas clandestinas con varios cuerpos calcinados que están en proceso de identificación.

Este lamentable suceso es revelador en varios sentidos, pues hace innegable lo que todos ya sabíamos: los compromisos del gobierno en todos sus niveles con el crimen organizado y la represión a la divergencia por parte del narco-Estado que se recrudece con el regreso del PRI a la presidencia. Igualmente, la reacción conservadora de una parte de la población que culpabiliza a los normalistas por su participación política contestataria es producto de la campaña mediática que desde años atrás comenzó el gobierno para criminalizar a los jóvenes haciendo ver en ellos “potenciales delincuentes”.

¿Y a nosotros como jóvenes de Colima qué con eso?

Pareciera que este tipo de hechos tienen lugar en situaciones muy ajenas a la nuestra, pero la verdad es que situaciones cercanas se han venido dando últimamente en nuestro estado: el número de feminicidios ha aumentado en comparación con años anteriores, así como la desaparición de mujeres adolescentes y jóvenes; ha habido actos policiales arbitrarios contra organizaciones juveniles como Casa de la Lengua en Villa de Álvarez y Grupo Ensamble en Colima; compañeros y compañeras disidentes han sido intimidados por parte de directivos de la universidad o miembros de la FEC para que desistan de su activismo,  entre muchos otros ejemplos.

Así pues, la escalda de intolerancia, represión y criminalización de la juventud que mostró su rostro más crudo en los normalistas asesinados y desaparecidos, tiene también sus manifestaciones en Colima. Debemos alzar la voz para denunciar estos actos indignantes y presionar por todos los medios posibles para que sean castigados los responsables. Si dejamos pasar este hecho, vendrán muchos “Ayotzinapa” más.

La Coordinadora Estudiantil Universitaria desde los primeros momentos repudió la violencia de Estado ejercida contra los estudiantes de la Normal Isidro Burgos a través de un comunicado en su página en Facebook . Como CEU, estos hechos nos tocan en lo más hondo y nos hacen alzar más la voz para exigir el cese de la represión contra la protesta social y el respeto estricto a los derechos humanos.


Irving Radillo Murguía, vocero de la CEU
*Foto de Fer Poetiza

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